25 de junio. Hago lo que puedo ⛺

Hago lo que puedo
Cuando salí del sector de acampe hoy a la mañana para venir a escribir estas líneas a la carpa de prensa, inmediatamente me dio tristeza. Hasta ese momento, operé en piloto automático: despertarse, cambiarse, lavarse los dientes, bañarse en protector solar. Una rutina no tan distinta a cualquier otra. Pero la rutina que empieza después de esa, la de caminar entre los equipos de reciclaje que juntan los cadáveres de las fiestas de la noche anterior, la de avanzar entre pueblos de carpas, la de llegar a la oficina provisoria, hacerse un tecito o mate, mirar las fotos del día anterior y sentarse a escribir bajo los banderines hechos de hojas de diarios, esa rutina es mi rutina de Glasto, una rutina que empieza y termina en un lapso corto, definido, terminante. Todavía queda un día entero más y su respectiva noche, pero ya extraño todo esto.
El cierre de ayer fue demoledor. Guns N’ Roses teriminó de tocar a la medianoche, después de un show intenso en el que el señor William Bruce Rose Jr., de 61 años, se convirtió una vez más en el mítico Axl. El Pyramid es inmenso, pero no hubo un milímetro sin recorrer (con énfasis en CORRER) por el forntman, que dejó atrás un preocupante parecido con Lilita Carrió para entrar en una etapa Guido Süller. Pero solo en imagen, porque abajo de ese raro peinado nuevo y de los siete cambios de vestuario, Axl estaba ahí. Y su lado, la leyenda Slash demostró de nuevo por qué es una leyenda: esa capacidad de hacer magia pero siempre con cara de póker. Hicieron largo un recorrido por su carrera, y cuando quien escribe estaba por caer rendida ante el dolor de espalda de estar todo el día parada y el cansancio acumulado, le hicieron un homenaje a los cincuenta años de la canción de Wings “Live and let die”, escrita por Paul McCartney, quien el año pasado la tocó en este mismo escenario. Cuando sonaron los primeros acordes del tema, reflexioné sobre mi cansancio y lo ridículo que parecía estar cansada cuando artistas de entre 60 y 80 años tocan esa canción y parecen pibes. Así que me quedé hasta el final. Y menos mal, porque cerraron a tres guitarras con “Paradise City” y Dave Grohl de invitado. Como el año pasado, que estuvo de invitado con Paul. Cómo me gustan esas casualidades en las que una va y encuentra sentido. ¿Cuál sentido? Ni idea, pero arrrrrjjjjjjj qué maravilla.

A esta altura de la noche ya me había quedado sin batería en la cámara así que lo único que hay son fotos falopa del celular. Crédito de la foto: Redmi Note 10 (?)
Me alegra haber podido ver en vivo a los GNR, pero hacerlo implicó perderme lo que pasaba en el Other Stage: Glastonbury se puso la gorra y le cortó el mic antes de que terminara su show a Lana del Rey porque llegó media hora tarde. Por suerte el público estuvo a la altura y cantó a capella con ella “Video Games”. El festival tiene una política sumamente estricta en lo que se refiere a horarios, y esta vez no fue la excepción.
Otro set incompleto y con apoyo masivo del público fue el de Lewis Capaldi, pero por motivos absolutamente distintos. El cantante británico de 26 años, que escribe canciones que te rompen el corazón pero es desagardablemente gracioso todo el tiempo y no responde a los cánones de lo esperable en un compositor de ese estilo, hace unas semanas decidió suspender todos sus shows para cuidar su salud mental y prepararse para actuar en el Pyramid. Capaldi ya había hablado abiertamente de los ataques de pánico y sus diagnósticos de ansiedad y síndrome de Tourette, que empeoraron con su salto a la fama. Ayer se notó que estaba haciendo un esfuerzo enorme, que intentó paliar con chistes y sacándose la remera para exponer sus atributos abdominales, pero hacia el final la voz dejó de responderle. Lo que no dejó de responder fue el público, que terminó de cantar el tema “Someone you love” por él. Cuando entonó sus primeros temas ya había avisado que estaba cagado en las patas porque realmente quería estar bien para Glastonbury pero se estaba dando cuenta de que quizás sus ausencias de los escenarios se prolonguen hasta fin de año o más. Con tristeza, agradeció y dijo que espera que, si puede volver algún día a cantar, lo sigan queriendo así. Inserte aquí varios emojis de corazón roto.

Lewis Capaldi en el Pyramid. Crédito de la foto: yo
La que sí pudo hacer su set completo fue Lizzo, que estuvo en el Pyramid antes de GNR y se coronó como la artista con más público entre todxs lxs que tocaron sábado. Más o menos sobre la mitad de su show, recordó que la primera vez que actuó en un escenario de Glastonbury en 2018 no la fue a ver ni el loro y se emocionó al ver la cantidad de gente que ahora estaba ahí por y para ella. Según medios locales, muchxs fans dijeron que debería haber sido headliner y estoy de acuerdo: las tres fechas en el Pyramid tienen como cierre a varones y ella congregó un público de dimensiones que otros solo se animan a imaginar.

¡Hola Lizzo! Crédito de la foto: Amazon.
Pero por fuera de los escenarios principales también hay vida. Cuesta muchísimo llegar a ver varias cosas en un día, la cantidad de gente y las distancias echan por tierra (casi literalmente porque hay tierra volando todo el tiempo por el terreno seco) cualquier posibilidad de cumplir un cronograma. El excel que me armé fue absolutamente anecdótico. Sin embargo tuve algunos logros: pude ir a una charla en The Left Field, el espacio dedicado exclusivamente a debatir política y escuchar artistas comprometidxs con su país y su mundo. Este año, Glastonbury decidió celebrar al Sistema Nacional de Salud (NHS por sus siglas en inglés), que en 13 años de gobiernos conservadores está sufriendo un deterioro por falta de financiación y signos de una privatización encubierta en marcha. Ayer en The Left Field, se hizo un conversatorio en el que se preguntaban si el NHS, un orgullo nacional, podía ser salvado. La charla tenía como objetivo hacer un análisis interseccional: hablar de la problemática desde la perspectiva de lxs migrantes y las mujeres. Del panel participaron profesionales de la salud, militantes de organizaciones migrantes y una representante del Partido Laborista encargada de la propuesta de salud pública de la oposición británica. Además de estos ejes fundamentales, se abordó la necesidad de apoyar las huelgas de lxs trabajadorxs del NHS, que se encuentran actualmente en conflicto. Unas horas más tarde, en el Pyramid, se hizo un homenaje al NHS y sus laburantes, en el espacio que se dedica todos los años a apoyar una causa en particular. El año pasado la temática elegida fue el medio ambiente y la oradora fue Greta Thunberg. Este año fueron trabajadorxs del sistema de salud pública junto al poeta Miles Chambers. Como dije en una edición anterior, la política tiene un lugar central en Glastonbury, pero de eso vamos a hablar en otra nota.

The Left Field. Crédito de la foto: Luisina Colombo, ph.
Otro logro de agenda que pude conseguir fue ver a Ailbhe Reddy, una irlandesa que tocó con su banda en la carpa del espacio Coissant Neuf, un espacio dedicado a la música emergente. A pesar del calor intenso de las tres de la tarde bajo el sol y del protagonismo absoluto de la transpiración, el show estuvo impecable y me permitió estar un rato en un sector del predio más alejado de las grandes multitudes. Yendo para allá, pasé por el West Holts, el tercer o cuarto escenario en importancia, que tenía como protagonista a Sudan Archives. No la conocía y me voló la peluca. Vayan a escucharla.

Ailbhe Reddy en el Croissant Neuf. Crédito de la foto: Luisina
Este raid me dejó rota. A la noche, cuando llegué a mi monoambiente, me tuve que clavar un paracetamol del tamaño del sol y ponerme en posición fetal para tratar de aflojar la cintura, que pedía reemplazo urgente. Mientras miraba el cielo raso de tela y me vencía el agotamiento, tuve uno de esos momentos de “qué mierda hago acá”. Hoy se termina Glastonbury, hoy es el último día de esta edición, mi segunda edición y muy probablemente mi última. Elton John se despide de los escenarios y corren rumores de que tiene de invitadxs a Britney Spears, Harry Styles y Taron Egerton, el actor que lo encarnó en la biopic musical “Rocketman” (que es hermosa e infinitamente mejor que Bohemian Rhapsody). Hoy va a ser otro día intenso, con la misma cintura, no pude conseguir otra. ¿Qué mierda hago acá? Hago lo que puedo, y qué lindo es.
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